Negocios
Flujo de caja: ¿qué es y cómo se calcula?
por Sara Martínez | 30 agosto, 2018
El flujo de caja, también conocido como cash flow, representa la diferencia entre los cobros y pagos realizados en un período de tiempo concreto. Es un indicador clave que nos proporciona información sobre la situación financiera de la empresa, ya que refleja las salidas y entradas de dinero reales. Es decir, nos permite saber de cuánto dinero efectivo disponemos.
Es importante tener en cuenta que el flujo de caja se refiere siempre al movimiento de dinero, cobros y pagos realizados. De este modo, nos encontramos ante un concepto clave para medir la liquidez de la empresa, su viabilidad y su capacidad para afrontar gastos, deudas o inversiones.
Para qué sirve el flujo de caja y cómo se calcula
Aunque en un principio pueda parece un término algo complicado, calcular el flujo de caja es muy sencillo. Y es que teniendo todos los datos al día, el cálculo no te resultará nada tedioso.
El primer paso es calcular el Beneficio Bruto, restando las ventas menos el coste de las mismas. Después, para calcular el Beneficio Antes de Impuestos e Intereses (EBIT), debemos restar los gastos de ventas y los gastos amortizables, y sumarle otro tipo de ingresos. Posteriormente, al EBIT debemos restarle los intereses e impuestos y obtendremos el Beneficio Neto.
Una vez que tengamos el Beneficio Neto, tendremos que calcular el flujo de caja restando y sumando los apuntes contables devengados pero no materializados en entradas o salidas de capital. Para ello, sumamos los gastos contables que no hayan supuesto una salida de caja (amortizaciones o cuentas por pagar) y aquellos ingresos contables que tampoco hayan supuesto una entrada de capital (cuentas por cobrar u otros ingresos).
Todo este proceso se puede resumir en la siguiente fórmula básica:
Flujo de caja
=
Beneficio Neto + Amortizaciones + Provisiones
Si el resultado es positivo significará que los cobros del período han sido superiores a los pagos del mismo. Pero si es negativo, los pagos habrán sido superiores a los cobros, y la empresa no estará generando recursos suficientes.
De este modo, el flujo de caja nos permite determinar la liquidez de la empresa. Pero, al mismo tiempo, nos ofrece información muy valiosa a la hora de tomar decisiones, hacer frente a los pagos o pagar las deudas pendientes.
4 claves para mantener controlado tu flujo de caja
1. Sé previsor
Realizar previsiones realistas es fundamental para llevar una buena gestión del flujo de caja. Ten en cuenta que estas previsiones deben incluir todos los costes, fijos y variables, y sus previsiones para los próximos meses.
2. Controla los cobros y los pagos
Llevar un control exhaustivo de la facturación también es vital para la empresa. Establece condiciones de pago para afrontar los posibles atrasos de clientes. Esto también te permitirá realizar una previsión más real de los cobros.
3. Gestiona bien el stock
Una gestión eficiente del flujo de caja y la tesorería pasa por tener controlado el stock. Así nunca tendrás excesos y sabrás cuándo necesitas volver a encargar, sin que ello suponga la inmovilización de tesorería.
4. Anticípate a los problemas
Además de controlar el estado de tu empresa, es importante tener en cuenta el estado financiero de tus clientes y proveedores. Esto se servirá para anticiparte a los problemas y mejorar tus previsiones de efectivo.
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